El conflicto desatado entre la empresa norteamericana Kraft Food, ex Terrabusi y las y los trabajadores injustamente despedidos por pedir medidas de higiene antes casos confirmados de gripe A en sus puestos de trabajo ha generado varias aristas entre las que se destacan una amplia solidaridad Inter-obrera y estudiantil a la que se agrega la característica, por parte de los trabajadores, de desconocer a los autodenominados “representantes” obreros, principalmente a Rodolfo Daer y Hugo Moyano, del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT), respectivamente.
La reacción de los burócratas sindicales no se hizo esperar y coincidiendo en sus declaraciones con la propia empresa declararon que: “los trabajadores son ultraizquierdistas y que están muy radicalizados” (sic).
Las palabras de ambos dirigentes sorprendieron a pocos ya que era de esperar ése tipo de declaraciones en contra de la lucha obrera y sin ensuciar a la empresa. Es moneda corriente. Lo que sí sorprendió, tanto al gobierno de la Presidenta Cristina Fernández como a la cúpula sindical, es la autodeterminación de las y los trabajadores de ir a fondo con sus propias ideas y métodos y apoyándose en sectores sociales, independientes y partidos de izquierda. .
El gobierno de Cristina ha actuado de forma “tibia” ante este conflicto de enorme envergadura en la que la multinacional viola todo tipo de leyes argentinas, despide a delegados que tienen fueros sindicales, militariza las instalaciones y las utiliza como un verdadero campo de concentración reprimiendo y deteniendo a los trabajadores, puertas adentro.
Como trabajador despedido de Telecom ICT Personal veo manejos idénticos en ambos conflictos: una multinacional que despide a trabajadores por haber pedido medidas de higiene ante la pandemia de gripe A, recurre a las fuerzas represivas del Estado para amedrentar (y pegar), continúa despidiendo a pesar del conflicto y vale agregar otra similitud: un sindicato, en este caso el de Comercio (SEC), de Armando Cavallieri que no ha defendido a los laburantes y nos dejó a la deriva ante una corporación empresaria internacional.
Es un clásico de los sindicatos argentinos el no defender a sus representados en el momento preciso. No es novedad que tienen más diálogo con las empresas que con los obreros. Si hasta han suspendido una medida de fuerza “debido a la lluvia”. Ahora los burócratas se sienten amenazados por trabajadores “ultraizquierdistas y radicalizados” que ya no son sumisos ante sus palabras y medidas. Lentamente pero sin pausa el proletariado argentino retorna a las movilizaciones sin esperar apoyo de ninguna burocracia sino que nos apoyamos en donde sí nos vemos reflejados: nuestros compañeros y compañeras de todos los sectores sociales y los y las estudiantes que padecen y experimentan lo mismo que nosotros.
La lucha obrera de Kraft seguramente marcará un antes y un después en la masa obrera local: si perdemos, los empresarios utilizaran ésa derrota para hacernos escarmentar por haber osado pararnos de igual a igual y por eso es que debemos unirnos todos y todas las trabajadoras del país en una acción de autodefensa ante la avanzada feroz de la derecha que en tiempos de prosperidad y sobre todo en los de crisis nos quiere hacer pagar sus manejos a todas y todos nosotros. "Acuérdense que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo".
Sergio, trabajador despedido de Telecom ICT Personal
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